26.8.07

ELLAS NO AMAN (Segunda Parte)

Duermo la mayor parte del día y despierto somnolienta. Las horas extras de sueño han hinchado mi rostro. Eso me irrita, siempre es más difícil maquillarse cuando la piel se expande, y cuando finalmente regresa a su posición original te das cuenta que el maquillaje se ha corrido. Aún no decido si presentarme con “el manager” – como cariñosamente lo llamamos – o si quedarme el resto de la noche viendo repeticiones de telenovelas e infomerciales. Estoy demasiado cansada. Finalmente decido quedarme por esta noche y hablarle al jefe para decirle que una infección en el estómago me tiene postrada en la cama. Por su tono noto que se molesta, pero le molestaría más que me fuera con un cliente y que regresara minutos mas tarde batida en porquería. Me levanto descalza a encender el televisor y voy directamente a la nevera a sacar lo que queda de un litro de helado de chocolate. Con la mano que me queda libre recojo una cuchara y agarro el teléfono para finalmente acostarme sobre la cama. Después de un aburrido comercial de veneno para ratas comienza la película Mujer Bonita. Que ironía. No recuerdo el momento en que el sueño me vence, pero me pierdo en un mar de paz.

Cuando despierto ya es medio día y bajo así, sin arreglarme a la cafetería de enfrente y una vez mas, como todos los días, como todas las semanas, como todos los meses de hace tres años la gente me mira, susurra a mis espaldas y a mi me importa un bledo.

- Ellas no aman – escucho a lo lejos. Volteo instintivamente con la intención de escupirle a la cara al ente invisible que pudo atreverse a insinuar tal cosa, pero en lugar de una hosca figura burlona y viril, choco con una imagen mas desalentadora: una anciana y su nieto. Salgo corriendo del establecimiento sin comprar mi acostumbrado café del medio día y recuerdo sus palabras, ellas no aman. Qué sabias palabras las de la vieja mujer. Qué sabias y qué equivocadas. Tal vez no amemos, pero somos capaces de sentir cosas que ninguna otra mujer podría entender. Sentimientos que nos alientan a seguir con nuestra penosa rutina. Nunca entendería la manera en la que ayudamos a esos hombres, la clase de amor que les concedemos. Esos padres que son tan buenos con su familia, con la que acuden cada domingo a misa para expiar sus pecados. Esos caballeros tan gentiles que nunca se atreverían a tocar a su esposa y que usan nuestros cuerpos como blanco de sus mas ocultas perversiones. Y lo más importante, nunca entendería cómo me sentí aquélla noche, hace seis meses.

Todavía lo recuerdo, esa noche trastornó mis sentidos. En el momento en que entramos a la habitación él desgarró mis prendas con sus dedos y mis entrañas con sus puños. Caí noqueada ante su brutal toque y regresé a mi infancia, cuando era la pequeña niña ingenua que corría a los brazos de una madre alcohólica que se negaba a creer que su amante abusaba de su hijita. Sus despiadadas caricias me causaron hemorragias internas e invadieron mi piel con moretones. Mi rostro quedó marcado por el infame trato de ese “gentil caballero” y en ese momento nació un sentimiento diferente en mi, algo que se engendró dentro con creciente pasión.
Paso a un lado de un puesto de revistas y de reojo alcanzo a leer el encabezado de un periódico de nota roja: IMPORTANTE DIPLOMÁTICO HALLADO MUERTO EN CUARTO DE HOTEL.

Definitivamente necesitaba encontrarlo y hacerle entender que, ningún hombre me volvería a tratar así.

1 Responses (Leave a Comment):

pleyis said...

Y luego????, lo matò???, lo va a matar?????
SIGUEEEEEEEEEEEE